Mixquic es un pueblo antiguo, siendo muy notorio cuando se observan sus construcciones, como es el caso de la Parroquia de San Andrés Apóstol, que es una construcción del año 1537. El pueblo de San Andrés Mixquic se encuentra al sureste de la delegación Tláhuac. Es un pueblo originalmente agrícola con extensas áreas chinamperas (fracciones de tierras sobre agua) que se dedican al cultivo de lechuga, coliflor, brócoli, acelga, col, romero, betabel y leguminosas. Sin embargo son pocos los campesinos que aún conservan esas tierras para el cultivo.
Hay quien señala que en nombre "Mixquic" proviene de la voz del náhuatl miquiztli-muerte, que a su vez de descompone en miquiz-morir y tli-lugar, a lo cual su significado sería "El lugar de la muerte.
Antiguamente Mixquic se hallaba situado en una de as tres islas pertenecientes al Lago de Chalco, desde entonces hasta hace algunas décadas encontró en la pesca una importante actividad, pero debido a la contaminación creciente de los canales varias especies acuáticas se extinguieron y esta actividad decayó hasta desaparecer.

La chinampa significo para los habitantes de Mixquic la supervivencia en la isla, quienes se dedicaron a la siembra de acelga, jitomate, chícharo, así como a la pesca en el Lago de Chalco.
Durante la época colonial en Mixquic era tan grande la producción de sus chinampas y de sus arboles frutales que lo llamaron "el granero de la ciudad de México".
Cerca del 90% de sus habitantes profesan la religión católica y como festejo sobresaliente, que le ha dado fama internacional al pueblo es "El culto a los muertos", el cual ha permanecido por cientos de años, desde la época prehispánica, hasta nuestros días.
En Mixquic como es tradición, se preparan las familias para recibir a todos los seres queridos que se adelantaron, se limpia la casa desde días antes, se elabora el farol o estrella, para iluminar el camino, los olores de la flor de cempaxúchitl abunda por todo el pueblo, las amas de casa hornearan el pan de muerto en casa, para preparan la famosa ofrenda.
El día 29 de septiembre se realiza la primera ofrenda, las familias asisten a la iglesia, para llevar flor y limpiar las tumbas de sus muertos, esta fecha coincide con el fin de los festejos de la maduración del elote.

Para las familias que perdieron a su ser querido en un accidente o en actos de violencia, encienden una veladora el 28 de octubre acompañando su vela en el altar de un vaso de agua y un plato de sal. El 30 de octubre llegaran las almas de los muertos no bautizados, normalmente bebes, encendiendo únicamente una veladora; así el 31 de octubre al medio día sonaran las campanas de la iglesia, anunciando la llegada de las almas de los niños, adornando los caminos hacia sus casas con pétalos de rosas blancas llegando a las ofrendas. 
El día 1 de noviembre al medio día se despiden las almas de los niños para que a las 2 de la tarde lleguen las almas de los adultos, siendo similar la forma de recibirlos pero cambiando la flor al cempaxúchitl, se abrirán las puertas de sus casas y colocando en la ofrenda comidas como el mole, acompañadas por bebidas embriagantes y los objetos preciados por el difunto. A las 2 de la tarde del día 2 de noviembre las almas de los grandes se retiran, pero antes ofreciendo una canasta con comida para su camino.
Durante la noche del día 2 de noviembre las familias se dan cita en el panteón del pueblo para el alumbrado que durara hasta la media noche; el resultado es impresionante miles de veladoras que irradian luz color naranja al tiempo que el incienso se eleva al cielo. Familias enteras comparten esperanzas con quienes ya no están, una reunión donde se encuentran los vivos con los muertos

Textos y fotos de Mariana Alvarado Peláez y Anahí Yanira Montaño Ramírez